domingo, 18 de setiembre de 2011

El conflicto en la Universidad Católica
Por: Julio Mendoza García


Es por todos conocido el conflicto abierto que se ha desatado entre la Pontificia Universidad Católica del Perú y el Cardenal Cipriani.

No me entrometeré en las cuestiones legales ni de doctrina religiosa.


Quiero sí comentar apreciaciones sobre la Universidad Católica en temas que corresponden a la vida universitaria.


El hecho de ser una Universidad Privada que se financia fundamentalmente con las pensiones de sus estudiantes ya pone una limitación al acceso del pueblo a ella. Sus estudiantes son de clase media, principalmente de las capas altas de la pequeñaburguesía o de la burguesía media.


Sin embargo, está claro que no es el afán de lucro, sacrosanto "principio" de la educación neoliberal consagrada en el D.Leg. 882 del fujimontesinismo, el que anima a la Católica en su concepción y práctica educativa universitaria. Más aún, fue una de las primeras en pronunciarse en contra de ese Decreto Legislativo nefasto. Precisamente por que ella no se mueve por el afán de lucro, pese a ser privada. Esa actitud de principios es digna de reconocerse.


Nadie podría poner en duda el prestigio académico de la Universidad Católica del Perú. Por cursos seguidos en su seno, libros leídos de su producción y por excelentes maestros y amigos que tengo en ella, quién no, siempre he mirado con aprecio el quehacer académico de esa casa de estudios.


No cabe duda que la Universidad Católica ha desarrollado niveles apreciables de pertinencia con las necesidades de desarrollo de nuestro país. Sus egresados, cuadros profesionales y académicos, participan activa y protagónicamente en la vida política, económica y cultural de nuestro país. Y generalmente desde la capacidad, la eficiencia y la identificación con nuestro pueblo y nuestra patria.


Tiene, como institución, una gestión democrática notable, de acuerdo a la Ley Universitaria. Pero más allá de las formalidades legales, lo importante de su impronta democrática es que, sin renunciar a su orientación religiosa católica, mantiene en su interior, tolerancia y pluralidad ideológica, política, cultural, religiosa y de conciencia.

Esa gestión académica y democrática es complementada por una gestión básicamente transparente, honesta y eficiente en lo que corresponde al manejo administrativo y económico.Que yo conozca o recuerde, nunca ha estado envuelta en escándalos de corrupción. Ni ha producido autoridades que quieran apropiarse de ella o que hayan hecho malos manejos con sus fondos y/o bienes. Debe ser por la formación ética que da a sus estudiantes, docentes y trabajadores. No como algunos otros.


El sacerdote jesuita Felipe Mac Gregor fue Rector durante el apogeo de la izquierda marxista en la Universidad Católica y seguro que tuvo conflicto con los estudiantes radicalizados, por ejemplo de Vanguardia Revolucionaria que existía entonces, pero, que tengamos conocimiento, nunca recurrió a la represión, ni tampoco a la concesión gratuita perversa. Lo que sobresalió, para admirarlo, fue su vocación de diálogo para lo cual lo respaldaba su calidad humana, académica y moral.


El sacerdote dominico Gustavo Gutiérrez, profesor de Teología Dogmática y de ciencias sociales, es otro de los prominentes docentes que ha tenido (y dado a la sociedad) la Universidad Católica. Recordemos que es el sistematizador teórico de la Teología de la Liberación, impulsor y orientador de la opción preferente por lo pobres como práctica cristiana. Y claro, alguna vez confesó que llegó a usar el método marxista en las ciencias sociales, sin renunciar a su cosmovisión y doctrina de fe católica. Firme en sus principios doctrinarios, cuánto más desarrollado en sus conocimientos de teología y de ciencias sociales, más convencido está de trabajar por la opción de los pobres. Desde su punto de vista la Teología de la Liberación es la expresión de la vivencia de la inteligencia de la fe cristiana de los pobres. Su pensamiento avanzado mantiene influencia pese a que ha sido objeto de ostracismo por la Iglesia Católica Oficial.


Y así, podríamos hacer una reseña extensa de ilustres maestros y egresados, muchos de ellos prominentes líderes políticos de izquierda. Y no debemos olvidar que el movimiento estudiantil de la Universidad Católica es la que está a la vanguardia de la organización estudiantil de las universidades privadas.


También, como de toda universidad tolerante, han egresado de La Católica personajes como Martha Chávez Cossío de Ocampo o Francisco Antonio Gregorio Tudela Van Breugel-Douglas, fujimoristas ambos y del más rancio pensamiento conservador en nuestro país. También Lourdes Flores Nano estudió en la Católica. Sólo por mencionar a algunos de los derechistas egresados de sus aulas.


¿Por qué entonces el conflicto desatado por el Cardenal Cipriani? Podría ser por el interés (denunciado) de apropiarse de los bienes y la economía de esa pujante universidad. Pero más importante que eso es la intención ideológica, política y educativa del Eminentísimo y Reverendísimo Señor Juan Luis Cardenal de la Santa Romana Iglesia Cipriani Thorne. Quien es, entre la jerarquía eclesiástica del Perú, la cabeza visible del Opus Dei, la secta más retrógrada de la Iglesia Católica, que surgiera para justificar "moral y religiosamente" a la cruel dictadura fascista de Francisco Franco en España que a su vez la cobijó, protegió y promovió.


El Cardenal Cripriani está plenamente identificado con la dictadura y la corrupción fujimontesinista, es el asesor espiritual del neoliberalismo y la derecha en el Perú. No ocultó sus simpatías por la restauración del régimen dictatorial y corrupto del fujimorismo. Es el mismo fascista para quien "los derechos humanos son una cojudez" y quien se "granputeaba" y "conchamadreaba" con los militares en charlas internas que para el ejercito organizaba Montesinos.


El Opus Dei, la ultraderecha, los fascistas, Cipriani, no ven con buenos ojos una universidad católica tolerante, democrática que, sin perder su identidad cristiana, acoge en su seno a estudiantes y docentes de otras religiones e ideologías (como debe ser en una universidad). Quieren una universidad confesional, donde los estudiantes y docentes estudien y/o enseñen controlados por el dogma de la fe y no orientados por la racionalidad de la ciencia. Quisieran aplastar a sangre, excomuniones y represión todo pensamiento, toda opinión, toda expresión académica, científica y cultural que colisione con el pensamiento del Opus Dei. Y para ese efecto la PUCP es un bocadito de cardenal.


Asistimos pues a una contradicción en la que confrontan el espíritu universitario, democrático, científico, humanista y progresista de las autoridades y la Asamblea Universitaria de la PUCP con el respaldo abrumador de su comunidad universitaria, versus el oscurantismo, autoritarismo, una visión confesional de la universidad del Cardenal Cipriani, el Opus Dei y la fuerzas del fascismo y el neoliberalismo duro.


Sin duda, si tuviéramos que decir o hacer algo sería a favor de lo primero. Por eso apoyamos a las fuerzas del progreso, la democracia, la ciencia y la legalidad peruanas que defienden una PUCP con esas características. Nuestro apoyo a sus autoridades y su Asamblea Universitaria en defensa de su autonomía, la democracia e institucionalidad de acuerdo a las leyes peruanas.

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